Ser un bailarín feliz

Ser bailarín es una forma de vida. Desde que suena el despertador hasta que te acuestas todo gira en torno a la Danza. Pero muchas veces esta bonita profesión que empezó como una gran pasión amorosa se convierte en la mayor de las torturas.

Nos enfrentamos a diario a situaciones que implican gran presión a nivel personal, mediático y entre nuestros propios compañeros. Parece que si no alcanzamos algo que nos proponemos, ya no valemos buscando solo el resultado de nuestras acciones. Vemos como nuestro ego tan necesario para sobrevivir en este medio a veces hostil va agrandándose a medida que aumenta nuestra carrera artística. “Lo siento, no puedo tengo ensayo”, se convierte en nuestra frase para todos los días. Nuestra mente no deja de hablar, de darle vueltas a un mismo problema, nos sentimos culpables, nos criticamos y en última instancia sentimos que no valemos nada, rechazándonos a nosotros mismos. La mente, en definitiva se convierte en nuestro principal rival.

Nos desconectamos, el cuerpo escucha… y quizás a estas alturas ya se nos olvidó para que bailamos y el porqué de este elección. Esta actitud repercute en nuestro rendimiento y por lo tanto en el éxito en nuestra profesión.

La buena noticia es que podemos aprender a generar herramientas y recursos propios para afrontar las adversidades que aparecen en el transcurso de nuestro camino artístico sin olvidarnos de apreciar y valorar toda la riqueza que este a su vez nos ofrece.

¿Cómo hacerlo? Aquí os ofrezco una serie de pautas en las que se basa la práctica de mindfulness para bailarines:

  • Escucha, cuidado y amor hacia uno mismo.
  • Atención plena al momento presente: AQUÍ Y AHORA
  • Conciencia en el movimiento. Ahorra esfuerzos innecesarios
  • Actitud amable y libre de juicios
  • Explorar y crear desde la curiosidad

Esta perspectiva nos ofrece una alternativa distinta a “La fama cuesta” o “Sangre, sudor y lágrimas” para abrir paso a la conciencia de que no es necesario sufrir para bailar. Podemos tener éxito en lo que hacemos, ser muy productivos y disfrutar a la vez de ello.

Entonces… ¿Quieres ser un bailarín feliz?