¿DÓNDE PONES TU FOCO?

Imaginemos por un momento que nos encontráramos en el teatro viendo una función. Estamos sentados en nuestra butaca, atentos, con la curiosidad de quien va a ver un espectáculo por primera vez. No queremos perdernos nada de lo que pasa en la escena porque sabemos que si no miramos en el justo instante en el que ocurre el arte, efímero como es, se desvanece.
Pensemos entonces, como nos comportamos en la función de nuestra vida. ¿Estamos atentos a lo que acontece en el instante presente? Quizás al plantearnos esta pregunta nos demos cuenta que en muchas ocasiones andamos con la atención puesta en otro lado. Lo que hice ayer y lo que haré mañana acaban predominando sobre el hoy. Y es que la vida va deprisa, poco tiempo y muchas cosas que hacer se convierten en una realidad diaria. En nuestro intento por cumplir con todos los objetivos propuestos, corremos en hacer todo a la vez, con el consecuente estrés asociado, viéndonos muchas veces frustrados al tener que dejar el trabajo a medias.
Quizás valorar que “donde pongo mi atención pongo mi intención” nos ayude a poder gestionar nuestros días de una manera más sana y productiva. En la vida como en el teatro, donde pongo mi foco es donde miro y atiendo. Así como la luz para un solo de baile va dirigida a su intérprete, elegir una sola acción donde poner la atención, permite ser más eficiente para poder disfrutar de ello de forma consciente y plena.
Probemos pues a sentarnos y observar atentamente con la curiosidad de quien vive como por primera vez, poniendo nuestro foco en el momento presente para poder así disfrutar y saborear plenamente la función de nuestra vida.